Puerta del Diablo. Tupiza, Bolivia.

26 abr 2012

Copacabana, Bolivia. Abril/2012

Por casualidad, llegamos a Copacabana justo en Semana Santa. Debido a la importancia de esta fecha para este pueblo y para muchxs bolivianxs, había una gran cantidad de personas en el lugar y por ende, muchísima contaminación visual y sonora. La mayoría acampaba a la orilla del Lago Titicaca, dejando basura por toda la playa.

Por suerte, pensamos, habíamos hecho previamente contacto con Libertad de la Kasa Cultural Sol y Luna (por intermedio de la compañera Luna). 
Lejos del tumulto del centro del pueblo, este lugar queda a media hora caminando por la orilla del Titicaca.

La idea era que realizáramos distintos trabajos comunitarios en la Kasa a cambio de hospedaje. Fuimos bien recibidos en el lugar, pero a lo largo de nuestra estadía que duró una semana, nunca terminamos de sentirnos del todo cómodxs con los principios y la metodología del espacio.

La Kasa se propone ser un lugar de hospedaje y de difusión de la cultura boliviana, principalmente a través de sus alimentos autóctonos. Hay allí varias huertas en donde se cultivan distintos alimentos como arvejas, papas, habas, repollo, nabo, choclo, tomate, hierbas y hortalizas. Además, preparan el compost para su reutilización en los cultivos. También hay una preocupación por el uso de energías alternativas y renovables. En este sentido, desarrollaron una ducha solar, la cual está construida con botellas PET y tubos de plástico PVC. Dicha construcción funciona super bien y es una idea interesante de ser difundida e implementada en otros lugares.

Como habíamos acordado, trabajamos todos los días en la huerta, limpiando la tierra y preparando el espacio para nuevos plantíos, en el invernadero, en las jornadas de limpieza del Lago Titicaca y en la construcción de una cocina al aire libre. También colaboramos con la limpieza de la Kasa.

Libertad le llama a esta actividad voluntariado. Nosotrxs preferimos llamarlo compañerismo o reciprocidad (ayni). La incomodidad nuestra con las formas de funcionamiento de la Kasa tenían que ver con varias cuestiones, como le dijimos a Libertad en forma de devolución sobre nuestra experiencia allí.

Por ejemplo, en el salón comedor hay un pizarrón con las actividades semanales del espacio. Pero lo que observamos es que no se respetan los días y horarios pautados, o directamente no se cumplen. Por otro lado, nos sorprendió que la cocina de la Kasa no pudiera ser utilizada por lxs voluntarixs, teniendo estxs derecho apenas a un litro de agua caliente por día. Como es una actividad económica de la Kasa vender comida vegetariana boliviana a lxs visitantes, se mantiene dicha práctica con lxs voluntarios, pero cobrándoles el valor del almuerzo o la cena con un pequeño descuento. Esta postura nos disgustó, ya que demuestra una indiferenciación del espacio como hostel y centro comunitario, siendo tenue la diferencia en la relación con lxs turistas y con lxs voluntarixs.

En este sentido, creemos que se debería permitir el uso de la cocina a lxs voluntarixs (cuando no se la esté utilizando para el almuerzo o la cena de lxs turistas), además de implementarse un fondo común en donde lxs voluntarixos colaboren económicamente con lo que puedan para gastos de la Kasa (materiales de limpieza, cocina, arreglos en general, etc).

Desde nuestro punto de vista, la falta de espacios para hablar de estas cosas, organizar mejor las tareas y proponer otras, dio como resultado una relación no tan profunda y fraterna como hubiésemos querido con con Libertad y lxs demás habitantes de la Kasa.
***

El pueblo de Copacabana, con sus cerros y bordeado por el Lago Titicaca, no podía no ser hermoso. Claro que las construcciones desordenadas, con edificios completamente disonantes de la geografía y cultura locales, causan cierta preocupación y tristeza. Fue una gran emoción conocer (Cata) y volver a ver (Javi) el Titicaca, el lago sagrado. De tan inmenso, parece que estás frente al mar. El mismo ocupa 8.562 km² de los cuales el 56% (4.772 km²) corresponden al Perú y el 44% (3.790 km²) a Bolivia. Su profundidad máxima se estima en 281m. Es el lago navegable más alto del mundo a 3810 del nível del mar, y el mayor lago de agua dulce de América Latina.

Durante el tiempo en que estuvimos en Copacabana, solo fuimos al pueblo para ir al mercado, comprar alguna comida, subir el mirador El Calvario, y tomar la lancha hacia la Isla del Sol.

Compartimos con algunxs compañerxs de viaje las dificultades para interactuar con lxs pobladorxs que trabajan con el turismo… Sentimos una mala predisposición de estos para con lxs extranjerxs, como si siempre estuviésemos vulnerables a ser engañados con los precios de los alimentos y las tarifas en general.

La visita a la Isla del Sol fue muy especial por la belleza de navegar en el lago y conocer un lugar tan precioso. Infelizmente, como no optamos por pasar la noche allí, la experiencia fue corta. Ya nos había explicado un operador de turismo de Copacabana que las tres comunidades habitantes de la Isla del Sol están peleadas entre sí. A raíz de esto, las asociaciones que hacen el transporte al lugar, o te llevan a la parte Norte, o la parte Sur. Por otro lado, el/la visitante tiene que pagar diferentes tarifas de ingreso si desea recorrer las distintas partes de la Isla (Sur, Centro y Norte).

Con algunas indicaciones de personas locales, elegimos conocer la parte Norte. Llegando allí, después de un viaje de 2 hs y media en lancha por el lago, unx tiene que pagar una tasa de 10 bolivianos que, según nos informaron, es un impuesto estatal y se destina a la manutención y limpieza del lugar. Un guía local, sin decirnos que nos cobraría al final del trayecto un valor adicional de 15 bolivianos por persona, nos indujo a todo el grupo que llegó en la embarcación, a que lo acompañáramos durante el paseo por la isla.

En el recorrido, pasamos por el Museo arqueológico de Challampampa, la Roca Sagrada desde donde se dice que el dios Wiracocha creó el Sol y la Luna, siendo también el sitio desde donde salieron Manco Cápac y Mama Ocllo a fundar la ciudad del Cusco. Allí también pudimos conocer el Laberinto o Chincana, construcción Tiwanacota posteriormente terminada por los Incas. Durante todo el trayecto pudimos ver como las familias, en su mayoría de origen aymara y quechua siguen la tradición del cultivo en terrazas o andenes, así como también criando cabras, cerdos y llamas. Un lugar lleno de magia e historia que habitan en cada rincón de la isla.


Vista desde el mirador El Calvario

Playa del Lago Titicaca en el pueblo






 Kasa Cultural Sol y Luna


Vista desde la escalera de la Kasa

Construcción de la cocina comunitaria

Huerto de hierbas y hortalizas

Paxi e Inti


Caminata por el lago acompañadxs por Pachamama y Oso


Vista del Lago Titicaca desde la Kasa Cultural Sol y Luna




Isla del Sol. Parte Norte


Desde el barco, en el horizonte, se divisa la Cordillera de los Andes








Chincana


Roca Sagrada


4 abr 2012

La Paz. El Colectivo 2. Marzo/2012

Conocimos al Colectivo 2 a través de una caminante colombiana que aún no conocemos personalmente, Luna. Entramos en contacto con ella por intermedio de nuestra amiga mexicana Lily, quien hace un par de años hizo un viaje por los senderos del Abya Yala como el que estamos haciendo nosotrxs. Estas redes de contactos compañeros tienen su magia, pues en la víspera de la llegada a La Paz, contestó nuestro mail Silvia Rivera Cusicanqui del Colectivo 2 diciendo que podríamos hospedarnos en su casa, y a modo de retribución, colaboraríamos con las actividades del Tambo Colectivo, lo que en la tradición aymara se llama ayni, o reciprocidad.

Ni bien llegamos a la estación de buses de La Paz, nos dirigimos al Tambo Colectivo. Llegando allí, saludamos a lxs cumpas y nos pusimos a colaborar con las actividades de preparación del lanzamiento del quinto número de la Revista que el grupo publica de manera independiente.


Supimos pronto que Silvia es profesora de sociología de la UMSA (Universidad Mayor de San Andrés), y tiene una larga trayectoria de investigación y militancia respecto a los derechos indígenas, y al pensamiento y las prácticas descolonizadoras en Bolivia. Una mujer muy copada, sensible y coherente con sus principios libertarios y autogestivos.

Silvia es una de lxs más o menos 20 integrantes del Colectivo 2, un grupo conformado por muchas personas ligadas a la carrera de sociología, que se auto-denomina anarco-ch´ixi* . El grupo tensiona con sus acciones la escisión entre el trabajo intelectual y manual y asume su compromiso político y espiritual de respeto y defensa de la Pacha a través del cultivo orgánico, de construcciones alternativas como el baño seco, y del reciclado de diversos tipos de materiales como botellas y bolsas plásticas. Además, produce libros, revistas y vídeos de manera independiente, en donde expresa sus ideas y abre al debate temáticas diversas ligadas al arte y la cultura, el medio-ambiente, la política y la producción académica. Siempre tejiendo redes con otrxs autorxs, colectivos y organizaciones.

*Manchado, tiznado, jaspeado. Color gris producto de la yuxtaposición de pequeñas manchas de blanco y negro. En los pueblos aymaras, se dice ”Marka ch´ixi” al mestizo interiorizado en la lengua y costumbres indígenas. (S. Cusicanqui)


En 2010 el colectivo “recibió un regalo de la pacha”: Gilka Wara Céspedes les ofreció en
comodato un terreno en la zona de Tembladerani, ciudad de La Paz. En la Revista no. 5 del Colectivo 2, hay un testimonio grupal intitulado Lurawi, el hacer: Una experiencia anarco-ch´ixi, en donde lxs colectiverxs comentan su experiencia en el Tambo. Reproducimos aquí algunos pasajes de este texto:

El terreno tenía unas extrañas características. Una casa de adobe semi-destruída apenas se mantenía en pie entre un pastizal de kikuyo, basura y escombros. Sin embargo la atmósfera impregnaba vida y las flores crecían entre la ruina y el abandono. Desde el principio tuvimos claro que podía ser un hermoso espacio para hacer muchas cosas”.

(…)

Empezamos, pues, en agosto de 2010, con una wax´ta fecunda que nos anunciaba desafíos y posibilidades inéditos. Bajo la conducción técnica del maestro constructor Gabriel Alberto Ramos, nos nutrimos de fuerza, entusiasmo, y nos lanzamos a la tarea de convertirnos en albañiles, con gran ingenuidad y muchos sueños.”

Un año más tarde, al terminar el segundo piso de la casa y cosechar los frutos de las dos huertas que reconstruimos a partir de escombros y basura, sentimos cómo la tierra rebosa de vida y nos regala comida y flores (…) El espacio que habitamos se ha transformado y nos ha transformado. El diálogo con las plantas, aves, madera, piedra y barro, nos ha dado valiosas enseñanzas sobre el significado de la escritura, sobre la potencia subversiva del silencio y la maduración de la palabra a través del acto de ‘poner el cuerpo’.”

Como colectiverxs, la vivencia en el Tambo ha significado una maduración y un crecimiento como grupo. Al enfrentar el proceso material, concreto y tangible de la construcción, hemos aprendido a desarrollar otras herramientas y otros modos de conocimiento. La academia nos ha alejado tanto de la materia que nos olvidamos de los regalos que ella tiene para nosotrxs. En nuestro caso, creemos que el principal tiene que ver con la ética del trabajo que hemos ido generando en el camino”.

Estuvimos en torno de 15 días en La Paz, la mayor parte de estos colaborando en el Tambo. Esta breve pero intensa experiencia con el Colectivo 2 nos alegró mucho y nos engrandeció humana y espiritualmente. Es maravilloso poder conocer gente sensible y comprometida con las cuales nutrir sueños de libertad y, principalmente, prácticas autogestivas y transformadoras. Partimos a Copacabana con el corazón pulsando fuerte y renovadxs de ganas de seguir conociendo otras experiencias y personas tan especiales como estas.

El viernes 23 de marzo colaboramos tomando fotografías de la presentación del quinto número de la revista Colectivo 2, cuyo tema es “Conocer con el cuerpo”. El evento se llevó a cabo en la Cinemateca Boliviana, y contó con un auditorio repleto de personas. Al final, dos integrantes del grupo compartieron un poco de música, una de ellas compuestas por ellxs mismxs en la vigilia en apoyo a la resistencia de los pueblos indígenas del Tipnis.


El Tambo Colectivo


Malala y Cata limpiando el terreno para el huerto


Javi, Pablo y Silvia preparando el pozo para el hacer compost

Silvia preparando los libros de la editorial Piedra Rota

Marco y Cata serigrafiando las láminas coleccionables 
para la presentación del la Revista Nro. 5

El Maestro y sus ayudantes en plena construcción 
del piso de la casa


Marco, el Maestro y otros cumpas
 plantando bambu

Spyke! O será Skype? Depende de la perspectiva.

Shakiro... Un Mimoso

Huerto Planetario

Coquita Sagrada

Akullico

Presentación de la Revista no. 5 del Colectivo 2 en la Cinemateca Boliviana.





Izq a der: Mario, Violeta, Juan Arbona y Ximena Soruco





Jornada de trabajo Uni, un lugar sagrado. Preparando la tierra para la siembra y cosechando la papa.

El lunes, 02 de abril, participamos de una jornada de trabajo en el terreno de Silvia en Uni, una región a 1 hora de la ciudad de La Paz, cerca del Valle de Las Ánimas. Para llegar allá, combinamos de encontrarnos con Mario, unx de lxs colectiverxs, en la Iglesia de San Miguel en Calacoto. Allí, nos encontramos con Mario, Diego y Vivi, con quienes tomamos un colectivo y luego un taxi que nos dejó a unos 300 metros de la tierra que trabajaríamos.

El paisaje nos deslumbró desde el camino, montañas rocosas con formas bastante peculiares iban anunciando lo que encontraríamos en este lugar. Apenas llegamos al punto de encuentro, avistamos la camioneta de Silvia en donde llegaban Marco, El Maestro Gabriel, René y Álvaro.

Todxs agarramos las distintas herramientas de trabajo y las bolsas de comida y bebida y caminamos unos 10 min hasta llegar al terreno. El día era de un sol brillante y una brisa esporádica. Ya nos habían dicho que estaríamos de frente al Illimani, pero la experiencia de estar allí tan cerca de este nevado tan imponente superó toda expectativa.

Claro que el Illimani tiene sus tiempos y voluntades, y durante todo el día, apenas se desnudó parcialmente, mostrándonos otra vez, solo una puntita de su figura… Nosotrxs nos sentíamos agradecidos. Al fin y al cabo, todo el contexto de día soleado, campo florido e imponentes montañas rodeándonos por todos los lados, nos hacía sentir radiantes y en paz.

Antes de empezar a laburar, el akulliko no podía faltar. En ronda, compartimos hojas de coca que nos energizan a cada unx y mutuamente. El trabajo en la tierra no es fácil. Tiene sus mañas y secretos que se adquieren con la práctica y con el amor al oficio. El maestro Gabriel una vez más coordinó la labor colectiva, enseñándonos cómo sostener las herramientas, surcar la tierra y volcar el kikuyo hacia el sol para que este seque sus raíces. El Maestro nos explicaba que esta es la primera etapa de preparación de la tierra para la próxima siembra. La segunda etapa implica un laburo más fino y es la que deja la tierra apta para recibir y germinar la semilla.

Después de un buen rato de trabajo, Vivi, quien había preparado una linda mesa con habas, choclo, papa, pan, queso, salsa de maní, entre otrxs alimentos, nos invitó para compartir el almuerzo. Una delicia…

Terminado el mismo, un merecido descanso y un poco más de akulliko nos preparó para la segunda parte de la jornada… Finalizada la preparación de la tierra, el Maestro nos dijo que había que cosechar la papa ese mismo día. Así fue que, más allá del cansansio de muchxs, nos pusimos las pilas y encaramos la tarea propuesta. Fue con gran gusto que de a poco fuimos viendo la pila de distintas variedades de papas creciendo y creciendo.

Para nosotrxs, bichxs urbanxs en vías de volver a vincularnos con Pachamama y recuperar saberes ancestrales tan necesarios como sembrar y cosechar el alimento que comemos, dicha experiencia fue mágica.

Terminado el día y tras haber tomado una gran cantidad de fotografías, nos despedimos de lxs cumpas (puesto que ya no volveríamos verlxs) y volvimos a casa con el cuerpo molido y la vez contentos de haber podido participar de un día tan bello.







Que rico es compartir la comida...

"Aprieto firme mis manos y hundo el arado en la tierra..." 
Victor Jara

El Illimani revelando un pedacito de su hermosura.








La alegría por la bella cosecha.
De izq. a der arriba: Marco, El Maestro, René, Cata, Álvaro
Abajo: Vivi y Diego 




Habas

Quinua